miércoles, 16 de octubre de 2013

Pensamiento del Día, 16-10-2013



«Cuando muere una persona siempre sobreviene una especie de estupor, por lo difícil que es aceptar esta irrupción de la nada y prestarle credibilidad.»
 (Gustave FLAUBERT;Ruan, Alta Normandía, Francia, 12 de diciembre de 1821 – Croisset, Baja Normandía, 
8 de mayo de 1880. Madame Bovary, 1855 por entregas, 1857 en libro -2000, por ejemplo, 
para una edición en castellano-.)
La muerte próxima, pero no inmediata, siempre nos sorprende... En realidad, la reacción primera siempre es mucho más de estupor que de dolor empático.
Es como si en nuestros paisajes personales (pero no necesariamente omnipresentes) o en nuestro imaginario del mundo (algo difuso en sus perfiles pero muy concreto en las sensaciones que en nosotros genera) nos hubiesen arrancado, sin previo aviso, un trozo... O, por mejor decir, como si en esos paisajes intransferibles y en ese imaginario se nos hubiese impuesto súbitamente la presencia de la nada.
Y como, ya lo decía Martin Heidegger, “la nada nadea” esa evidencia impuesta de un vacío existencial, por pequeño que éste sea, nos resulta bastante insoportable por cuanto no pueden resultar creíbles paisajes o imaginarios que nadeen, siquiera parcialmente.
Así que nos obliga a realizar un esfuerzo, más o menos consciente, de reconfiguración de nuestros territorios personales (reales o representados)...
Al fin y al cabo, nadie puede orientarse en ni moverse por la nada.
Nacho Fernández del Castro, 16 de Octubre de 2013

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