«Mas antes de que acabe la vida -modestamente, pienso-, este sentir
colectivo debe renunciar a las crueles paternidades e instalarse con un sentido
adulto en la fraternidad, caminando por esta autopista colectiva hacia metas
infinitas. Una vez aceptada, aunque sea traumáticamente, la orfandad, e
instalados en la fraternidad, lo único que nos legitima ante cualquier clase de
ética es la vida. Ese es el único milagro que hay que perpetuar y exportar
después, si se puede; el único proyecto real y el único mesianismo que nos
salvará a las futuras generaciones.
Por último, nuestra galaxia, según las últimas aportaciones científicas, es atraída a 40 km./seg. hacia otra más próxima llamada Andrómeda. Estas galaxias y otras próximas corren a 600 km./seg. hacia el cúmulo de Virgo, y todas las mencionadas hacia un cúmulo gigante llamado 'Cúmulo de Hidracentauro'. Además de esto, cientos de miles de galaxias y de cúmulos se sienten atraídos por una gran energía gravitatoria llamada 'El Gran Atractor', hacia el que, al parecer, nos dirigimos todos, sin saber nadie, muy bien lo que es: “Todos los de este Universo infinitamente finito, como dijo Albert Einstein, si es que sólo hay uno”.
¿Dónde metemos al Dios-arquitecto, al Dios-necesidad?. ¿En qué parte del cielo metemos al Paraíso?. ¿No será demasiado para un solo Dios, el arquitecto incluido, incluso para un solo Dios-energía?.»
Por último, nuestra galaxia, según las últimas aportaciones científicas, es atraída a 40 km./seg. hacia otra más próxima llamada Andrómeda. Estas galaxias y otras próximas corren a 600 km./seg. hacia el cúmulo de Virgo, y todas las mencionadas hacia un cúmulo gigante llamado 'Cúmulo de Hidracentauro'. Además de esto, cientos de miles de galaxias y de cúmulos se sienten atraídos por una gran energía gravitatoria llamada 'El Gran Atractor', hacia el que, al parecer, nos dirigimos todos, sin saber nadie, muy bien lo que es: “Todos los de este Universo infinitamente finito, como dijo Albert Einstein, si es que sólo hay uno”.
¿Dónde metemos al Dios-arquitecto, al Dios-necesidad?. ¿En qué parte del cielo metemos al Paraíso?. ¿No será demasiado para un solo Dios, el arquitecto incluido, incluso para un solo Dios-energía?.»
(Luís REDONDO ÁLVAREZ; Turón, Asturias, 28 de diciembre
de 1932 - 22 de octubre de 2013. Último párrafo de “Copérnico y el Hubble” en el blog El Buscador de Noticias -http://buscador-noticias.blogspot.com.es/2010/10/copernico-y-el-hubble-luis-redondo.html-, Octubre de
2010.)
Fundida con el universo, en su infinita finitud, cualquier figura humana, por enormes que sean sus
parámetros vitales, se integra necesariamente en la fraternidad horizontal del polvo
cósmico que, a fin de cuentas, somos... Ese es el caso de Luís Redondo,
eminente precursos del desencanto democrático
con su frontal oposición a los Pactos de la Moncloa (1981) recién
nombrado Secretario local de Comisiones Obreras, por ser la gran escenificación
temprana de las muchas traiciones a las esperanzas
de clase que habían alentado el inicio de la Transición... Un proceso que llevaría directamente
a su expulsión del sindicato (¿?) y del Partido Comunista de España, con la
consiguiente fundación de la Corriente
Sindical de Izquierdas, donde su secretariado sirvió de
referente durante más de tres lustros a todo el sindicalismo combativo (o sea, al verdadero sindicalismo).
Mi relación personal
más estrecha con “Redondo” llegó cuando, desgastadas sus ortodoxias (un poco estalinianas) y mis heterodoxias (muy trotskistas) por el principio de realidad, respondió a mi propuesta de incorporación a
los debates, que yo coordinaba, de la
Mesa 1 (Los valores democráticos y la educación:
Participación y corresponsabilización ciudadana en la educación) del Panel 4 (Gobernabilidad, Participación e
Imagen de Ciudad) del Proyecto Educativo de Ciudad de Gijón
(2002) con la escéptica responsabilidad de quienes sabíamos que debíamos decir
cosas, ya que se nos daba la ocasión, que no irían a lado alguno (y de hecho,
la “burocracia cultural socialdemócrata” no tardó en referirse, con medias
sonrisas que “nos perdonaban la vida”, a ella como “la de los rojos”, pese a que incluyese casi a veinte personas de
diversos ámbitos e ideologías y en algunas sesiones hasta participase Ángeles
Fernández-Ahúja, entonces concejala y hoy Presidenta de la Gestora del Partido
Popular local)... Y, en efecto, creo que hicimos un buen trabajo al que Luís
aportó esa vívida cultura autodidacta propia de la vieja tradición de los
obreros ilustrados, reivindicando, por ejemplo, el compromiso social para
situar como un objetivo básico de una
educación que se pretendiese emancipadora la “satisfacción por el trabajo
bien hecho”.
Por desgracia, no
corren buenos tiempos, en la sociedad de
la impostura que ahora nos toca, para este tipo de discurso; pero la
integración del “compañero Redondo” en ese polvo cósmico que conforma el
universo (que tanto interés despertaba en sus muchos, y tantas veces
sorprendentes, afanes culturales) sabemos que dejará un vislumbre de su
voluntad y ejemplo... Fraternal.
Nacho Fernández del Castro,
23 de Octubre de 2013
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