«¿Nadie se ha dado cuenta todavía de que los
dioses siempre dicen lo que la gente está queriendo oír?.»
(Orson
Scott CARD; Richland, Washington, Estados
Unidos, 24 de agosto de 1951. Pregunta de Jane a Ender en Xenocide, Saga de Ender 3 –Ender el Xenocida-, 1991 –también para la primera
edición en castellano-.)
A la
Conferencia
Episcopal Española su dios, uno y trino, le
ha dictado, aprovechando que hasta los dictadores caducan, el texto de un
Concordato... Y ahora lo invocan para imponer la oferta obligatoria de las últimas
noticias de sus Santísima Trinidad hasta en las enseñanzas no obligatorias (o
sea, en la Educación Infantil
y en el Bachillerato). Y al grupo popular en el Senado o al Ministro Wert les
parece bien.
Seis
mineros han muerto en Pola de Gordón sin que ni dios se acordase de su (mala)
suerte... Y quienes los han vejado, menoscabado, insultado y hostigado desde el
poder acuden prestos ahora (como buenos patrones al estilo de “La Planta 14” de Víctor Manuel) para presentar a las
familias sus condolencias y encomendar el alma de los muertos a sus dioses... Y
a todos los gobernadores, alcaldes e
ingenieros o al Ministro Soria les parece bien...
Parece
que a todas las personas fieles les
parece bien lo que dicen sus dioses, precisamente porque sus dioses dicen siempre,
curiosamente, lo que esas personas quieren oír, lo que legitima sus intereses nada celestiales (de hecho, muy terrenales).
Así
que a esas buenas gentes fieles (y
con poder, real o interpuesto) las
palabras de sus dioses les parecen siempre oportunas y atinadas... Por eso se
apresuran a convertirlas en ley humana que
obligue universalmente.
Para
que el reino de su díos sí sea de este mundo... Y coincida con el suyo propio (como en el propio caso de Orson Scott Card, un mormón convencido).
Nacho Fernández del Castro,
29 de Octubre de 2013
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