sábado, 19 de octubre de 2013

Pensamiento del Día, 19-10-2013



«En ocasiones concertaba citas nocturnas y se encontraba plantado en esquinas, esperando a individuas con nombres como Maple o Vine a las tres de la madrugada, paseándose de un lado a otro con un cigarrillo en los labios y las manos metidas en los bolsillos, acudiendo a citas más bien traídas por los pelos con mujeres que se llamaban Betty, Marie-Jo o Annette. Quedaba con aquellas mujeres, se pasaba horas sentado con ellas, charlando de todo lo divino y lo humano y haciendo comentarios sobre la hermosura del firmamento, y luego intentaba pasar a la acción: a veces llegaba a toquetearse, besuquearse con la lengua y forcejear con mujeres que atravesaban un momento crítico en sus vidas en los parques de aquellas pequeñas ciudades o en el asiento trasero de un coche aparcado en el callejón que frecuentaban las parejas del lugar, pero, por lo general, su ego siempre inquieto y voraz se contentaba con la tensión amorosa de aquellas citas.»
(Óscar Jerome HIJUELOS; Morningside Heights, Manhattan, Nueva York, 24 de agosto de 1951 - 
12 de octubre de 2013; Premio Pulitzer a la Mejor Obra de Ficción 1990 -primer autor hispano-.  
Párrafo de The Mambo Kings Play Songs of Love  Los Reyes del Mambo tocan canciones de amor-, 1990 -1992 para la primera edición en castellano-.)
Vivimos tiempos ideales para los espíritus voraces e inquietos que se contentan con la tensión vital de lo precario... Aquellos que encuentran una morbosa excitación en pasearse de un lado a otro del mundo tras haber quedado plantados por la vida en cualquier esquina de cualquier madrugada... Aquellos que, aunque ocasionalmente se solacen con algún mínimo y efímero festejo, encuentran el verdadero gozo en el salto de mata y la expectativa nunca resuelta... Aquellos, en fin, que prefieren hablar de todo lo divino y lo humano en vez de intentar convertir lo divino en humano, que anteponen sus cantos a la hermosura del firmamento a la lucha por conquistarlo.
Son, sin duda, el núcleo de esa buena ciudadanía, la que la casta política gusta de llamar “mayoría silenciosa”, porque, ocupada en los pequeños afanes que turban sus egos, se despreocupan del mundo, de toda protesta por su estado y de cualquier intención de intentar cambiarlo.
Son, para decirlo con palabras del recién fallecido Óscar Hijuelos, esos reyes del mambo que siempre preferirán arrastrar su patetismo por la noche cantando canciones de amor alegres y optimistas a mostrarse en la desgarrada queja de un bolero... O, si se quiere, serán esos futuros partícipes de la cultura de mercado siempre dispuestos a ahogar su precaria condición de nuevos parias bajo su falsa conciencia de “emprendedores sin suerte”.
Nacho Fernández del Castro, 19 de Octubre de 2013

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