«Yo amo los actos, no las
excusas.»
(Irvin David YALOM; Washington D.
C., Estados Unidos, 13 de junio de 1931. Nietzsche conversando con Breuer
en When Nietzsche
Wept, Part 18 –El día que Nietzsche lloró-, 1992 -2006,
por ejemplo,
para una edición en castellano-.)
Es el dolor,
sí, por los más de trescientos cadáveres ya recuperados (barrera rota justo en
el día en el que el Presidente de la Comisión
Europea, Jose Manuel Durao Barroso, la Comisaria de Interior de la Unión Europea,
Cecilia Malmstrom, el Primer Ministro,
Enrico Letta, y el Ministro del Interior,
Angelino Alfano, italianos se dignasen a visitar el lugar de la tragedia, ¡seis
días después del naufragio!, y fuesen abucheados por la población), pero, sobre
todo, es el dolor por el evidente
ocaso de la Europa
que se pretendía abanderada de la
civilización y el progreso... Porque esta Europa, desde su imaginario del “continente fortaleza” que guardaba el bienestar tras altos y herméticos muros, fue quien alentó hipócritamente
la vigente ley Bossi-Fini que regula en Italia la inmigración y el asilo,
dando un tono fascistoide a las exigencia de control de los flujos migratorios.
¿Resultado?: el Estado italiano concederá la nacionalidad a título póstumo a
las víctimas (¡cuanto honor!) y actuará con dicha ley contra las personas supervivientes,
inmigrantes ilegales y por tanto clandestinos, así como contra cuantos
pescadores trataron de ayudarles en el mar, por intento de colaboración con
dichos clandestinos.
Aunque, claro, la “buena Europa” ya ha
prometido, avergonzada tal vez ante las condiciones inhumanas del Centro de Acogida de Inmigrantes de
Lampedusa que se resistían a comprobar in
situ y sólo accedieron a hacerlo ante la reiterada petición pública de la
alcaldesa de Lampedusa, hasta treinta millones de euros para mejorar las
condiciones de dichas instalaciones en toda Italia,,, Insisto, quienes, lejos
del nihilismo radical de Nietzsche
sostenemos, sin embargo, su vehemente pasión por los actos y su desdén hacia
las excusas, sólo podemos sentir sonrojo, dolor e indignación ante tanto fariseísmo; porque, además, ya ni
siquiera se reconoce la condición de refugiadas
de las gentes que huyen de conflictos,
hambrunas y persecuciones varias en
Somalia, Eritrea,... O en Siria.
Al final, resulta que no hay refugio ni humanidad en Lampedusa, símbolo del continente entero... Jorge Martínez
y Los Ilegales lo captaron/cantaron
ya en 1981: Europa ha muerto... Definitivamente.
Nacho Fernández del Castro, 9 de Octubre de 2013
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