domingo, 15 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 15-7-2012


«- ...No llegarán a ponerse de acuerdo. Mira, Mary: un comité es la única forma de vida conocida que tiene cien estómagos y carece de cerebro. Hasta que aparece alguien dotado de cerebro propio, y les empuja a adoptar su plan. No sé cuál podría ser.
- De acuerdo... Y, ¿qué solución propones tú?.
- ¿Quién, yo?. Ninguna... Si algo he aprendido durante los últimos siglos es que estas cosas pasan lo mismo que han llegado. Las guerras, las depresiones, los Profetas, los Tratados... Todo pasa. El secreto consiste en aguantar más que ellos.
Ella asintió, pensativa.
- Me parece que tienes razón.
- Seguro que sí. Se tarda cien años, por lo menos, para convencerse de lo buena que es la vida.»
 
 (Robert Anson HEINLEIN; Cutler, Missouri, Estados Unidos, 7 de julio de 1907 - 
Carmel, California, 8 de mayo de 1988. Methuselah´s Children -Las cien vidas de Lazarus Long-,  
1958 -1987 para la edición en castellano-.)
En realidad son los hechos, las cosas, lo que sucede (esos salarios que menguan o desaparecen para unos mientras florecen bonificaciones y prebendas para otros, esos hogares desahuciados mientras florecen y se consolidan construcciones ilegales,...) lo que va transformando nuestra forma de ver y entender el mundo... Pero las formas de ver y entender el mundo resultan indispensables para valorar y transformar los hechos, las cosas, lo que sucede.
Nuestra conciencia está determinada, ¿qué duda cabe?, por las condiciones materiales en las que se desenvuelve nuestra vida; pero, al final, cualquier cambio o transformación de la realidad supone la acción de una voluntad colectiva en la que se manifiesta un conjunto de conciencias capaces de “interpretar el espíritu de los tiempos”.
Sabemos que, mientras llega ese momento, los intentos de “construcción colectiva” están más regidos por el estómago que por la razón y, por ello, condenados a múltiples desacuerdos, a variopintos callejones sin salida... Pero hay que seguir en ello, aunque nos topemos una y mil veces con esos malentendidos y rupturas.
No basta esperar, resistir, aguantar más que los paladines y gestores del oprobio globalizado... Precisamente, porque ellos no nos dejarán cien años para poder convencernos de lo buena que es la vida... Y, además, porque para la inmensa mayoría de los seres humanos, objetivamente, no lo es.
Nacho Fernández del Castro, 15 de Julio de 2012

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