«Ni una revista con un poema mediocre, o una pintura mediocre. Ni un
periódico o un libro mediocre. ¡Arrasar con la mediocridad!. Es preferible el
silencio...»
(Samuel FEIJÓO; La Jorobada, San Juan de
los Yeras, Ranchuelo, Cuba, 31 de marzo de 1914 -
La Habana, 14 de julio de 1992. Segunda alcancía del artesano, 1962.)
Y,
precisamente por ello, el rechazo frontal
de toda mediocridad, la denuncia
airada de todo lo mediocre, es ya, en sí mismo, un principio revolucionario, una propuesta
antisistema... Aunque tantas veces haya de hacerse desde el silencio.
Por
ello, también, debe ser valorado y resaltado el opio del pueblo, los mecanismos
de alienación, el espectáculo de
masas cuando, al menos, aparte de proporcionar
consuelo, alcanzan cotas de perfección
en su género, cuando su ejecución particular es tan precisa que se acerca a lo sublime...
Pues puede servir de ejemplo para luchas más universales por la
verdadera justicia.
Como
la selección española de fútbol, cuyo juego es arquetipo de la voluntad colectiva y solidaria de los
humildes capaz de enfrentarse al brillo
individualista de los más poderosos.
Nacho Fernández del Castro, 4 de Julio de 2012
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