viernes, 27 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 27-7-2012


«...En Carne siempre se está de luto: unos —los más chicos— porque tienen que quedarse, y otros —los mayores— porque tienen que marchar; los profesores, porque el luto es respetable; y sus esposas, porque la respetabilidad nadie la paga. Ahora que el semestre de Pascua estaba a punto de terminar, la niebla pegajosa y lóbrega, más firma que nunca, ondeaba en las grises torres de Carne como un sudario.»
 (David John Moore Cornwell, conocido por su pseudónimo literario John le CARRÉ;   
Poole, Dorset, Inglaterra, 19 de octubre de 1931. Fragmento rememorando el espíritu de la elitista Carne School londinense en el “Capítulo I: Velas negras” de A Murder of Quality -Asesinato de calidad-, 1962.)
Llevamos camino de que la vieja Europa entera se convierta en uno de esos arcanos y anquilosados colegios británicos (como la Carne School londinense que le Carré nos presenta) en los que el elitismo trasnochado y absurdo acaba por convertirse en luto... Luto de la juventud por tener que recuperar el nomadismo (ahora laboral) para sobrevivir, luto de los mayores por ver languidecer y diluirse derechos y servicios públicos por los que lucharon hasta considerarlos un logro irreversible, luto de quienes acaban de llegar desde mundos más precarios e inhóspitos por tener que enfrentarse a la exclusión y la amenaza del desairado retorno, luto de una casta política que ha perdido toda autonomía en la toma de decisiones porque el luto (como el esfuerzo o el sacrificio comunes) queda bien en sus discursos vacíos, luto de quienes siempre han perdido a lo largo de la historia porque ese “quedar bien” lo acabarán pagando ellos una vez más...
En fin, sólo quienes han sabido situarse en ese marco transnacional que, bajo eufemismos globalizadores, se constituye en el club de los nuevos amos del mundo, se sienten verdaderamente más allá de cualquier realidad o apariencia luctuosa... Realmente pueden permitírselo. Porque siempre ganan y, cuando decidan retirarse del ejercicio de su omnímodo poder, aún recibirán jugosas compensaciones y prebendas.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Julio de 2012

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