sábado, 28 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 28-7-2012


«Tumbarse en una cama, o más bien un catre con un colchón, por primera vez en varías semanas te hacía sentirte bien, demasiado bien. Cuando no estás acostumbrado a ello, el confort puede resultar incómodo.»
 (James, Jim, Myers THOMPSON; Anadarko, Oklahoma, Estados Unidos, 27 de septiembre de 1906 - Huntington Beach, California, 7 de abril de 1977. South of Heaven –Al Sur del Paraíso-, 1967
 -1987 para la edición en castellano-.)
Será eso... El confort del llamado Estado del Bienestar, poco acostumbrados como estábamos y con la imprudencia del “nuevo rico”, acabó por resultarnos incómodo. Y ahora lo pagamos.
Pero no... Si así hubiese sido, el sentir ahora como se va difuminando el incipiente bienestar de nuestro Estado, el ver las amenazas que se ciernen sobre la sanidad o la educación públicas, el observar la confusión de pensionistas con míseros ingresos al tener que pagar por las medicinas que los mantienen relativamente vivos (con total falta de confianza en la futura devolución de los excesos en sus aportaciones al sistema nacional de salud), el saber de numerosas personas dependientes o familias sin ingreso alguno a la espera desesperada de alguna ayuda pública o de alguna forma de salario social, debiera habernos devuelto la comodidad perdida, habernos “devuelto a nuestra salsa”.
Y no ha sido así... No lo ha sido porque todo eso no son, no fueron nunca, dádivas caritativas de la beneficencia pública o privada, sino derechos conquistados, con sangre, sudor y lágrimas, a la esencia de un sistema de producción y distribución de bienes y servicios centrado en la exaltación del egoísmo.
Y cuando ese sistema, el capitalismo, entra en la profunda crisis derivada de la mundialización económica y la extensión de la ingeniería financiera, lejos de “reformularse” como cantaban las idealistas salmodias de Zapatero o Sarcozy, va extendiendo su impulso depredador a las migajas del pastel, intentando adueñarse de todo lo público susceptible de ser convertido en negocio y buscando en lo común la compensación  de sus errores de cálculo y desmanes.
Mal catre y peor colchón para nuestros mejores sueños.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Julio de 2012

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