«Tumbarse en una
cama, o más bien un catre con un colchón, por primera vez en varías semanas te
hacía sentirte bien, demasiado bien. Cuando no estás acostumbrado a ello, el
confort puede resultar incómodo.»
(James, Jim,
Myers THOMPSON; Anadarko, Oklahoma, Estados
Unidos, 27 de septiembre de 1906 - Huntington Beach, California, 7 de abril de
1977. South of Heaven –Al Sur del Paraíso-, 1967
-1987 para la
edición en castellano-.)
Pero
no... Si así hubiese sido, el sentir ahora como se va difuminando el incipiente
bienestar de nuestro Estado, el ver
las amenazas que se ciernen sobre la sanidad
o la educación públicas, el observar la confusión de pensionistas con míseros ingresos al
tener que pagar por las medicinas que los mantienen relativamente vivos (con total
falta de confianza en la futura devolución de los excesos en sus aportaciones
al sistema nacional de salud), el saber
de numerosas personas dependientes o familias sin ingreso alguno a la espera
desesperada de alguna ayuda pública o de alguna forma de salario social, debiera habernos
devuelto la comodidad perdida,
habernos “devuelto a nuestra salsa”.
Y
no ha sido así... No lo ha sido porque todo eso no son, no fueron nunca, dádivas
caritativas de la beneficencia pública o privada, sino derechos conquistados, con
sangre, sudor y lágrimas, a la esencia de un sistema de producción y distribución de bienes y servicios centrado
en la exaltación del egoísmo.
Mal
catre y peor colchón para nuestros mejores sueños.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Julio de 2012
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